DERECHOS LABORALES COMO MOTOR DE EMPODERAMIENTO SOCIAL
Incentivo s.m. Que estimula a realizar un esfuerzo o trabajo.
Ambiente s.m Condición o circunstancia de un lugar considerada favorable o desfavorable para las personas o cosas que están en él.
Valle de Casablanca (Chile), 25 de Abril. Su primer contacto con las viñas, fue en vacaciones de fin de curso “Recuerdo que trabajé y me tocó deshojar. Andaba con mi prima y mi hermana…Y ahí cuando nos pagaron fue maravilloso”. Le gustó. El trabajo era fácil, un juego. Con el primer sueldo corrieron a la farmacia y compraron cosas de aseo: colorete, cremas y colonia.
“Me hubiese gustado seguir estudiando, pero no estaban las condiciones… así que… a trabajar”. A los 18 terminó los estudios medios. Al principio trabajaba por temporadas. El sueño era tener casa propia. Tuvo suerte, empezó en alguna temporada en Viñedos Emiliana, y pronto la hicieron fija.
En la Vinilla, donde vive, es como se subsiste: agricultura y viñedos. Un trabajo duro.
“El frío, el invierno es lo peor y yo soy muy friolenta”. Sale por la mañana muy temprano, atravesando la bruma, como saliendo de una tiniebla. Las ramas de las vides están frías, se van sujetando las ramas donde se agarra el cargador de la vid. Todo está helado. Todo está blanco. Cuando sale el sol, empiezan a caer las gotas en las manos entumecidas. Quema, es cuando más frío pasa. Después, empieza otra jornada: “En mi casa, llego… con mi hijo primero, apapachando un poquito y de ahí a la ducha… y ahí hay que empezar todo: almuerzo, la mochila del niño, preguntarle al niño que necesitaba…”.
En verano, el calor. El valle como una sartén. Bajo el sol, podar, arreglar las vides, proteger la uva del sol ardiendo.
La cosecha, en otoño, el peso de los cubos de 10 kilos. Cortar rápido, cargar los cubos. Llevarlos al final de la hilera. Hay que cortar rápido y correr entre las hileras de los viñedos. Se acaba la uva, se acaba el trabajo.
Su padre trabajaba, así, sus amigos trabajan así, su marido trabaja así.
Ahora tiene 36 años, lleva 10 años con contrato fijo en Viñedos Emiliana. Ahora no tiene miedo por su trabajo. Pudo comprar su casa. Fueron muchas cosechas, muchas podas y amarres de vides. La prima Fairtrade le ayuda, ha podido arreglar su casa, cercarla para protegerla “y el incentivo para seguir”. Siente que su trabajo se reconoce. Otros, no tienen eso.
Un día le mandaron una foto de Estados Unidos, con una foto de un vino Emiliana. “Esa botella la coseché yo… Me pongo la camiseta por Emiliana”. Las condiciones y las primas ayudan. Así, en casa, Jaime (su marido), y ella, hablan bien de su trabajo. Eso no es habitual.
Su hijo Danilo, tiene 8 años, todos los años tenía faringitis. Era difícil sin un buen seguro de salud, así que con la prima pudo acceder a uno. Ahora puede estar más tranquila.
El niño, dice que quiere ser como ella, la ve contenta en su trabajo porque hay buenas condiciones laborales y buen ambiente: “Cuando trabajamos en grupo… siempre… “ya chica, tu ven con nosotros”, no me dejan atrás (…) Ahora en la cosecha sacan los baldes, yo les corto…nos dividimos todo por igual”. Con sus compañeros no compiten, las horas extra se pagan, intentan hacerles fijos, darles tareas que no sean temporales.
Eso sí, no quiere que Danilo trabaje como operario, ni cosechador “A lo mejor si relacionado con el campo…pero no en lo que yo hago, si no que más arriba…porque le gusta el campo y yo no le puedo sacar”. Espera poder recibir un apoyo de la prima para los estudios, como la hija de su compañero, y que tenga la oportunidad de trabajar como técnico agrario.