HISTORIA DE VIDA: María Pacheco

LIDERAZGO FEMENINO

Curicó, Valle del Maule (Chile), 29 de marzo. ¿Cómo una contadora auditora acaba siendo directiva de una Cooperativa Vitivinícola en el Valle del Maule?

María Pacheco, sin saberlo, fue tejiendo un camino hacia ese destino.

La niña Pacheco, enérgica y poco conformistano quiero perder las ganas, hay tanto por hacer, por ver (…) y yo ya era así de chica” aprendió en el colegio “el amor al prójimo y el servicio al prójimo por nada”.

De un pueblito cerca de Curicó, en mi casa había viña y mi abuelo hacía vino. Fue su primer contacto con la uva, aunque en ese tiempo María optó por entender y auditar a los números. Como auditora fue forjando experiencia, encontró en esos números una herramienta de justicia y ganó seguridad en un mundo de hombres “la mujer no tiene límites […] en mi mundo yo me abro las posibilidades que quiero”.


Pero el camino ya estaba marcado y el vino volvió a ella abruptamente. María se quedó viuda a los 33 años y con su hijo Agustín de 6 años. Fue ella quien heredó los viñedos de su marido, amigo, compañero y amor de vida. En esos meses de tristeza junto a su suegro recorre las viñas y aprende el oficio. Viñas que iniciaron a María en el Comercio Justo, ya que estaban certificadas como tal.


María decide llevar su duelo buscando retos. Continúa con su despacho de contadora auditora, estudia la carrera de Ciencias Económicas y mientras ayuda a su suegro con los viñedos, su interés por el Comercio Justo sigue creciendo me llamó la atención que el productor final iba a ser el que iba a vender su producto al consumidor final, toda esa cadena […] de intermediarios comerciales, se elimina y todas esas ganancias intermedias que no le llegan al productor quedan afuera”. María y sus números, cada vez más cerca de su destino.

Una profesora suya, y antecesora en la dirección de esta cooperativa, repara en ella y ve en María una perfecta aliada. María tiene los números, el amor por las personas, la energía y siente que si una mujer está haciendo el empeño a algo yo me la voy a jugar para que le vaya bien”.



María entra en Caupolicán, ya certificada como Fairtrade y despliega una de sus muchas fortalezas, los números… Pero la muerte se topa con ella otra vez. Paola Parra, la directiva anterior de la cooperativa, fallece; sin embargo, María le prometió seguir con el proyecto. Así, María dice “había tanta actividad y tanto por hacer y tantas cosas imperfectas y tantas cosas buenas por rescatar (…) todo estaba listo, las personas que formaban el grupo eran perfectas. Al fin, María se encuentra con ese destino que fue tejiendo desde María “la niña” gracias a su energía, su amor al prójimo, su interés por lo justo y las personas, su relación con el vino y sus ganas siempre de mejorar.

La líder Mujer Pacheco, abraza su fe en Fairtrade y quiere ver crecer a la Cooperativa. Su vida es ahora, la gerencia ad honorem [1] en la Cooperativa, mientras se sostiene con su otro empleo como contadora auditora. 

Al frente de la cooperativa, dirige. En el plano comercial, negociando directamente frente a compradores ingleses, con quienes venden el 100% de su vino, en el de gestión, buscando las mejores formas de que sus cooperados produzcan sus uvas, y que los números siempre estén en orden.


En la actualidad después de siete años al frente, siempre que puede acude a casa de los cooperados. Les insta a defenderse, a soñar más grande. Tiene a su aliada Patricia, técnica agrícola, que coordina a los dieciocho pequeños(as) productores(as) con sus viñedos y es la fiel mirada y escucha de María en el campo. Su hijo Agustín, también socio de la cooperativa, busca la manera de hacer un buen uso de la Prima[1]. Y todos juntos hoy ven nacer un vino Fairtrade embotellado de la Cooperativa Caupolicán.


[1] Que se hace sin retribución alguna.

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