El Comercio Justo promueve la equidad de género a través de la institucionalización del enfoque de género y del empoderamiento de las mujeres en las cooperativas, mediante formaciones que han permitido que ahora ellas participen de forma activa en los procesos de toma de decisión de sus organizaciones.
Ana María Gutiérrez es un ejemplo de esto. Desde los 16 años ha trabajado en la producción de caña de azúcar y de café. Durante muchos años su jornada de trabajo iniciaba a las 5:30 hasta el mediodía durante los meses de zafra o de cosecha de la caña de azúcar. Y cuando terminaba el periodo fuerte de la cosecha de la caña tomaba su canasto para ir a cortar café por las tardes para sostener a sus dos hijos.
Actualmente, reparte su tiempo entre el trabajo de campo en las mañanas y sus labores como secretaria de la Junta de Vigilancia de la Cooperativa ATAISI, en El Salvador, por las tardes. Ana se asoció a los 19 años y nunca se imaginó que en el 2009 sería electa como tesorera del consejo de la cooperativa durante una asamblea de socios y socias. “Yo no me consideraba capaz de desempeñarme como tesorera, pero después me puse a pensar que si me habían elegido era por algo y decidí ponerme las pilas y aprender lo más que podía para hacer bien mi trabajo”, detalló.
Ella es la encargada de levantar las actas cuando hay reuniones y de redactar sugerencias dirigidas al consejo directivo de ATAISI, organización que tiene 230 personas asociadas, 69 mujeres y 161 hombres. “Mi vida ha cambiado mucho porque me siento una mujer valorada por ser tomada en cuenta y que alguien confié un cargo en mí. Trabajé un periodo y vuelven a reelegirme. Siento que les ha gustado mi trabajo y entonces digo: a pues sí valgo como asociada, me gusta lo que hago y me he sentido bien”.
Para las mujeres participar dentro de los órganos de dirección de las cooperativas representa un logro significativo, ya que por tradición esos puestos siempre han sido ocupados por hombres. “Ha sido difícil romper con esos pensamientos. En una de las asambleas un socio dijo frente a todos que no estaba de acuerdo con que las mujeres optaran a puestos de órganos de dirección porque las mujeres manipulaban a los hombres y también podían manipular la cooperativa; en un debate que tuvimos le dijimos que nosotras íbamos a trabajar diferente a cargo de cooperativa, no a manipular hogares”.
Ana ha participado en las Escuelas de liderazgo y empoderamiento de las mujeres desarrolladas por la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños(as) Productores(as) y Trabajadores(as) de Comercio Justo (CLAC), que incluyen jornadas para el desarrollo de la autoestima y el liderazgo transformativo.
Ahora Ana María es un ejemplo para que otras mujeres de su organización vean que pueden lograr sus objetivos y que deben de apoyarse para lograr mayor participación de mujeres en los órganos de dirección. “Nosotras entre mujeres tenemos que darnos ánimo de que sí podemos”, destaca.
Por su parte, Miriam Aracely Ipiña, tiene 36 años de trabajar en la Cooperativa CIASFA de R.L en La Unión, en Zacapa, Guatemala. Tiene tres hijos y junto a su esposo han dedicado muchos años a mejorar la producción de café. Ella llegó a la cooperativa a trabajar en un proyecto para mejorar la dieta alimenticia en las familias de la zona y se encargaba de enseñarle a las esposas de los socios a preparar las hortalizas y a conocer el valor nutricional de ellas, también les hablaba sobre higiene, planificación familiar y como educar a los niños. Luego de terminar con la ejecución de este proyecto, su participación en la cooperativa dio un giro, cuando la junta directiva decidió comercializar el café que producían.
Miriam conocía el proceso de producción, recolección y procesamiento de café desde que era una niña, porque su padre era productor; así fue como ella comenzó a enseñarles nuevas formas de procesar el café a los socios de CIASFA, quienes con la ayuda de una persona de Suiza lograron certificarse en Comercio Justo. Luego, adquirieron espacios como un beneficio, maquinaria y empezaron a comercializar su producto. A partir de ahí se legalizaron y Miriam fue electa por tres meses como gerente y empezaron a crecer tanto en socios como en producción. Transcurridos los tres meses, Miriam tuvo la oportunidad de gerenciar la cooperativa, que tiene un 40% de mujeres asociadas, por seis años más.
Desde el año 2013, CIASFA forma parte de la Coordinadora Guatemalteca del Comercio Justo y esto permitió que Miriam tuviera una participación más activa. “Yo siempre tuve la ilusión de crecer en la producción de café orgánico, pero la dificultad más grande era el abono, hicimos un proyecto de 16 lombricomposteras en las comunidades con las mujeres, debido a eso tuve mayor participación en la Coordinadora y decidimos crear la Comisión de Lideresas y fui electa como presidenta”.
Miriam fue seleccionada para participar en la Escuela de Liderazgo que CLAC llevó a cabo en El Salvador junto a TRIAS y otras contrapartes; a través de la cual se promovió el empoderamiento económico, autoestima, liderazgo y autonomía de las mujeres. Actualmente, funge como secretaria de la Coordinadora Guatemalteca de Comercio Justo.
En los últimos 3 años CLAC avanzó en la transversalización de género por medio de más de 200 intervenciones, a partir de la realización de talleres y asesorías para la aplicación de la caja de herramientas, la implementación de escuelas de liderazgo y empoderamiento de las mujeres, aportando a los procesos desarrollados en 17 países. A la fecha, se han realizado Escuelas de liderazgo y empoderamiento de las mujeres en Perú, Colombia, El Salvador, Honduras, Guatemala y Republica Dominicana, con la participación de 565 mujeres de 55 organizaciones diferentes.