Sala de prensa

Los precios del banano caen en picada y los productores sufren. Esto es un problema.

En medio de precios bajísimos, el aumento de los costos y las crecientes exigencias de sostenibilidad, los productores de banano se quedan pagando la factura

El 12 de enero, los ministros de Agricultura de siete países latinoamericanos productores de banano se manifestaron en apoyo de los productores y productoras de banano, y dieron la voz de alarma sobre una crisis de precios que está afectado a los pequeños agricultores, los trabajadores agrícolas, las comunidades rurales y el medio ambiente. El llamado extraordinario no se limita a poner de manifiesto la actual crisis que afecta a los productores de banano: es un llamado definitivo a la acción para todos los actores en la cadena de suministro del banano.

El banano es, sin duda, la fruta más popular del mundo. Y con un valor de exportación global estimado en 7.000 millones de dólares al año, es también probablemente una de las más esenciales, ya que el comercio del banano sigue siendo la piedra angular de las economías de muchos países. Para más de 450 millones de personas en todo el mundo, los plátanos y los bananos son cultivos básicos vitales.

Sin embargo, en medio del aumento de los costos de producción, de los materiales de embalaje y los fertilizantes, junto con las consecuencias económicas del cambio climático, el COVID-19 y la lucha contra enfermedades de las plantas como el Fusarium TR4, los productores de banano están bajo una presión financiera cada vez mayor, lo que pone en peligro sus medios de vida, sus prácticas agrícolas sostenibles y su seguridad alimentaria.

Los crecientes desafíos financieros que enfrentan los productores y productoras de banano ya están generando una gran cantidad de complicaciones, desde crear dificultades para firmar nuevos contratos con los comerciantes hasta obligarlos a aceptar precios por debajo del costo de producción. Lo que ahora se está volviendo alarmantemente claro es que los productores de banano están perdiendo dinero con cada banano que se vende. Esto, a su vez, reduce su capacidad para mantener un sustento decente para ellos y sus familias, disminuye su capacidad para reinvertir de manera sostenible en sus plantaciones y amenaza los empleos y las condiciones laborales de miles de trabajadores y trabajadoras bananeros en las regiones productoras de banano donde las opciones de empleo alternativo son críticamente limitadas.

La creciente preocupación por el bienestar de los productores y productoras de banano es tan generalizada y profunda que los gobiernos de siete países productores de banano (Ecuador, Colombia, Panamá, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana y Honduras) se han visto obligados a reaccionar públicamente, e hicieron una declaración conjunta en la que se pide responsabilidad social compartida a lo largo de la cadena de suministro del banano.

Fairtrade no pueden estar más de acuerdo. Con el aumento de la presión sobre los productores y productoras de banano, es hora de que los minoristas y los consumidores den un paso al frente y tomen medidas.

En los últimos años, los principales minoristas europeos han hecho compromisos impresionantes en relación con salarios dignos e ingresos dignos en sus cadenas de suministro de banano. Varios supermercados multinacionales se han unido a la Hoja de ruta de IDH para salarios dignos y al Grupo de trabajo de ingresos dignos de INA/GIZ. Fairtrade también apoya ambas iniciativas. Esto se debe a que consideramos que estas iniciativas son cruciales para pasar de las demandas de responsabilidad social corporativa (RSC) de arriba hacia abajo a un proceso inclusivo que se basa en la colaboración, las inversiones y la solidaridad entre todos los actores de la cadena de valor. Promovemos el empoderamiento y la responsabilidad compartida de todos los actores de la cadena de suministro, por lo que los minoristas adoptan prácticas de compras éticas mientras que los productores y productoras abordan medidas de eficiencia y sostenibilidad junto con el trabajo decente y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Sin embargo, como muestran los acontecimientos actuales, todavía queda un largo camino por recorrer para alcanzar la rendición de cuentas compartida. Muchos minoristas aún esperan que los productores absorban una cantidad desproporcionada de los costos en rápido aumento. Al mismo tiempo, las exigencias de sostenibilidad por parte de los minoristas y los consumidores también aumentan constantemente, lo que aumenta la carga financiera y de implementación de los productores.

En Fairtrade, hemos observado que el mundo empresarial a menudo opta por finalizar los contratos con los productores y productoras que luchan por satisfacer estas crecientes demandas sin darles tiempo o recursos para adaptarse. Si los minoristas no se comprometen a garantizar la coherencia entre sus objetivos sociales y ambientales y sus prácticas económicas, los productores de banano seguirán enfrentando costos inasumibles: pérdida de empleos, medios de vida amenazados, aumento del empleo informal, condiciones de trabajo inseguras y disminución de las inversiones en prácticas de sostenibilidad.

Nos sentimos alentados por los gobiernos de los siete países productores de banano de América Latina y por su llamado a las empresas a alinearse con el enfoque comercial de Comercio Justo (Fairtrade) y nuestro sistema de fijación de precios mínimos. Las afirmaciones de prácticas comerciales responsables simplemente no son creíbles sin un precio justo que se haya negociado con los productores y productoras teniendo en cuenta todos los costos económicos, sociales y ambientales.

El banano ocupa un lugar especial en el Comercio Justo. El primer banano Fairtrade se vendió hace poco más de 25 años. Y hoy en día hay más de 250 organizaciones de pequeños agricultores y plantaciones certificadas por Fairtrade en 16 países, con más de 36,000 agricultores y trabajadores.

Para garantizar otros 25 años de equidad en el sector bananero, Fairtrade continuará impulsando la justicia social en el comercio mundial del banano, trabajando con socios comerciales para agregar valor y trabajando para permitir ingresos y salarios dignos, asimismo, defendiendo y haciendo campaña junto a los productores y trabajadores que merecen una compensación justa por su producto.

Marike Peña es presidenta de la Red banano de la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños(as) Productores(as) y Trabajadores(as) de Comercio Justo (CLAC)

Willy Paredes es el director de la Cadena de Suministro y Comercial del Banano de CLAC.

Silvia Campos Malpartida es asesora principal para banano en Fairtrade.

Wilbert Flinterman es el asesor principal para los derechos de los trabajadores y las relaciones sindicales en Fairtrade

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